miércoles, 18 de noviembre de 2015

Miro como actúas y te diré cuanto vales

Risas nerviosas, miradas esquivas y hasta un tono incorrecto, el lenguaje no verbal puede ayudarlo a cerrar un contrato o a perder más de uno.

(Foto: Thinkstock)

Pronto cerrará un contrato. La última entrevista es la decisiva. Será con un gerente de alto mando y teme que sus nervios le jueguen una mala pasada.
Sin embargo, aunque ya ha practicado su discurso, no es lo único que debería ir entrenando.
El objetivo de este artículo no es aumentar el estrés que pueda tener previo a una importante reunión de negocios, sino recordar que entre el 60% y 80% del mensaje en sus conversaciones y negociaciones se transmite a través de los gestos .
Según Manuel Carpio-Rivero, docente de la Universidad del Pacífico, “es básico que aprendamos que en menos de cuatro minutos las personas solemos generar una opinión de lo que vemos y, por ende, un prejuicio de la persona a quien tenemos al frente. Esto puede resultar en una buena oportunidad o una sentencia nefasta”.
Carpio-Rivero explica que una de las competencias básicas y esenciales de todo negociador experto es saber descifrar aquellos mensajes que nuestro interlocutor brinda de forma gratuita e involuntaria, a través de sus gestos corporales, mientras procesamos lo que nos dicen de forma verbal. Estas ideas, que se dan de manera inconsciente, pueden salvar a más de un gerente de tomar una mala decisión.
A negociar se ha dicho
Es importante tener algunas herramientas en cuenta. Por ejemplo, el docente de la Universidad del Pacífico explica que no se puede llegar a una conclusión observando una sola forma de gestualidad. “El experto negociador evalúa de forma continua y durante toda la conversación las diferentes señales que le van llegando”.
Recomienda observar discreta, pero ingeniosamente mientras se negocia, “sin generar incomodidad en la otra parte, se vuelve casi un arte”. La única forma de alcanzar dicho nivel es adquiriendo las herramientas y competencias necesarias, para luego ponerlas en practica. “La observación y el uso de herramientas será una costumbre que se incorporará como parte esencial de nuestra estrategia en la negociación”, añade el especialista.
Los gestos reflejan el estado emocional
Saludable. Carpio-Rivero comenta que los mensajes no verbales pueden brindar un panorama del estado emocional de nuestro interlocutor. “El lenguaje corporal es un reflejo de nuestras emociones, entre ellas, las más relevantes: miedo, inseguridad, agresividad, mentira, confianza y honestidad”.
¿Cuestión de género?
Son diversos los especialistas, como la psicóloga Pilar Sordo, quienes refieren que la comunicación es distinta entre géneros, y que la mujer se comunica de manera más emotiva. Carpio-Rivero sostiene que las féminas tiene mayor habilidad para entender el lenguaje gestual. “Ellas tienen una habilidad innata: el cerebro de la mujer tiene entre 14 y 16 áreas o secciones para evaluar el comportamiento de otros, mientras que el masculino solo entre cuatro a seis. La visión periférica de ellas es mucho más amplia”, señala.

martes, 3 de noviembre de 2015

Cómo saber si una idea de negocio es buena

¿No está seguro si vale la pena continuar con su nueva idea de negocio? Preste atención si las personas se sienten atraídas por esa idea de inmediato.

Si tiene una idea que no lleva a ningún lado, es aconsejable hacer un cambio radical.

¿Cómo saber con exactitud si su idea para un nuevo negocio tendrá éxito? Para mí, siempre ha habido una prueba de fuego a la que me gusta llamar el efecto “polilla a la llama”, escribe John Brandon en su artículo publicado por Inc.com. Es una manera de averiguar antes de tiempo si su idea tendrá éxito y si va a generar suficiente entusiasmo.
Aquí un ejemplo de mi experiencia personal. En un momento de mi vida, yo quería ser compositor. Esto fue a finales de los 90, antes del auge de La Voz y otros concursos de talento. No es que hubiera llegado tan lejos, o que incluso existieran concursos de compositores. Siempre fue un hobby paralelo a mi trabajo diario como empleado de gestión empresarial. (Analizando el pasado, era también un indicador inicial de que no era feliz en mi carrera y tenía que liberarme.)
Usando mi fiel guitarra Takamine (resulta que era exactamente el mismo modelo que utiliza Bruce Springsteen) y tachando letras y acordes en un bloc de notas, me las arreglé para escribir unas 100 canciones en tan solo unos pocos meses, por lo general en las noches cuando debería haber estado durmiendo. Estaba en una banda que se fue de gira, ahí aprendí a desenvolverme en el escenario, e incluso fui a Nashville para presentar mis ideas a un agente de artistas. Yo sabía que nunca iba a ser Garth Brooks, pero tenía la idea de que tal vez escribiría una canción para él.
Durante estos años de intensa producción creativa, poco a poco me di cuenta de que había un problema. Algunas veces, presenté conciertos con un vocalista que fueron en verdad una manera de dar a conocer mis canciones al mundo. Un fatídico concierto tuvo lugar en una librería. Recuerdo cómo rompí una cuerda durante la última canción y me sentí tan avergonzado que simplemente termine con el concierto. (Al parecer, este es un signo seguro de un aficionado.) Casi nadie se dio cuenta, porque casi nadie estaba prestando atención. Las canciones no eran tan buenas. Mi esposa incluso me dijo en varias ocasiones que tal vez debería buscar una expresión creativa diferente, como la escultura en hielo o tal vez el rugby.
El material no era tan malo, y era una buena manera de expresarme, pero la cruda realidad es que las personas no se sentían atraídas por las canciones. Desde entonces me he dado cuenta de que las buenas ideas –ya sea para una aplicación móvil, una nueva forma de gestionar sus contactos de negocios, o una exclusiva tienda retail– atrae a la gente de inmediato. Las cosas que son realmente novedosas y únicas suelen romper con lo convencional con fuerza. Por supuesto, hay ideas que se desarrollan durante un largo período y no llaman la atención. Uno puede poner muchos recursos detrás de ellas y darles un gran impulso publicitario, pero aun así a veces toma tiempo para que sean populares, y no estoy diciendo que usted debe renunciar a una idea que sabe que tendrá gran poder de permanencia.
Sin embargo, al parecer todos reconocemos el talento, la creatividad y la novedad. Me acordé de esto cuando me enteré de cómo Tom Magliozzi –el coanfitrión del show Car Talk quien murió hace poco– comenzó su carrera en la radio. Por lo que sé, lo invitaron a última hora a participar en un panel de discusión en otro programa de radio justo antes de que tuviera su propio programa. Después de un programa, alguien se dio cuenta de su talento y creó un show que duró décadas. La gente simplemente notó que tenía un don para la radio. La idea se desarrolló por sí sola.
Supongo que esta prueba de fuego de la “polilla a la llama” es algo similar a la idea del pivote. Si tiene una idea que no conduce a ningún lado, es aconsejable hacer un cambio radical que redirija sus esfuerzos. Es inteligente hacer cambios iterativos. Sin embargo, la prueba de fuego para una idea se trata más acerca de prestar atención a lo que prende fuego desde el principio. Las “polillas” pueden venir de todas las áreas de la vida: cuando sus familiares siguen hablando de la idea, cuando publica acerca de su startup en Twitter y la gente la ‘retuitea’ como loca, o cuando los periodistas siguen la idea y empiezan a escribir sobre ella, entonces es novedosa y emocionante.
Más importante aún, es una buena idea prestar atención a una grave falta de interés. ¿La idea no tuvo éxito de inmediato? ¿No se escucha más que el trinar de los grillos y el zumbido del silencio? En mi caso, debí haberme dado cuenta de que mis canciones no generaban ningún alboroto en absoluto. No estaban cobrando impulso. En los conciertos, las personas iban por curiosidad, pero no se quedaban. Nadie preguntó dónde comprar un CD o cuándo podían oír las canciones de nuevo. No necesité impulsar mi hobby de componer canciones; necesitaba enterrarlo.
Finalmente lo hice. Acabé dejando que el sueño de ser un compositor tenga una muerte lenta y dolorosa, y así acabé con todas las esperanzas de proveer canciones a las estrellas country. A fin de cuentas, en pocos meses empecé a escribir profesionalmente después de todo, pero no en el campo de la música. No fue un pivote; estaba cerrando un capítulo e iniciando una nuevo. Uno que todavía estoy escribiendo.

viernes, 23 de octubre de 2015

Es bueno ser "un mal jefe"

Para la exitosa escritora Kate White, ser un buen líder en ocasiones implica recurrir a conductas de un mal jefe. Aquí tres conductas ‘inapropiadas’ que se deben seguir de vez en cuando.

Algunas malas conductas del jefe pueden ser buenas para las personas bajo su mando.

Si usted está en un cargo de dirección o quizás planea alcanzarlo pronto, es seguro que ha pensado bastante sobre las características esenciales de un gran líder, afirma Kate White en el siguiente artículo publicado por LinkedIn.
Tengo una lista mental de lo que considero son esas cualidades, y estas no surgen de libros que he leído, sino de los líderes con quienes he trabajado.
Aunque tuve algunos jefes malos durante mi carrera, en su mayoría he tenido suerte al trabajar para hombres y mujeres verdaderamente magníficos, de quienes acabé aprendiendo un montón. Todos eran valientes, decididos, visionarios, leales, intuitivos y, en general, sabían escuchar.
Pero hace poco, mientras recordaba a esas personas y analizaba mi propia carrera también, me di cuenta de que ser un buen líder en ocasiones implica recurrir aconductas de un mal jefe. No me refiero a lanzar un teléfono celular a la cabeza de un subordinado, sino a elegir a veces no seguir una regla de las páginas del “Manual del Mejor Jefe”.
Siempre con moderación, un poco de mal comportamiento puede ser bueno para las personas bajo su mando. A continuación, tres conductas de malos jefes que se deben seguir de vez en cuando.
1. A veces mostrar lo enojado que está.
Nadie quiere rendir cuentas a un líder que siempre estárenegando, criticando, o peor aún, gritando por cualquier cosa. Cuando reflexiono sobre los mejores jefes que he conocido, ellos casi siempre mantuvieron la cabeza fría, y si un empleado cometía un grave error, por lo general, explicaban sus preocupaciones de forma racional.
Pero de vez en cuando dejaban que sus frustraciones salgan a la luz.
Todavía recuerdo la primera vez que un querido jefe me llamó la atención con severidad por un error que cometí. Yo había hecho algo que iba en contra de una de las reglas del departamento editorial, y me gritó por eso. Si bien acepté la responsabilidad, me parecía que su crítica era injusta. Ni siquiera sabía que existía dicha regla.
Pero pasada la vergüenza por el incidente, que me duró casi cuatro días, había aprendido una lección importante de esa experiencia. Tal vez yo ignoraba la regla, pero me di cuenta de que si hubiera pensado mejor las cosas el día que cometí el error, probablemente me habría dado cuenta que estaba haciendo algo mal y me hubiese detenido en el momento.
Mostrar su irritación puede ayudar a mantener a los empleados en estado de alerta. Esto les recuerda que lo más inteligente es preguntarse con regularidad: “¿Cómo reaccionará mi jefe a lo que estoy haciendo ahora?” Y solo entonces pueden proceder como corresponde.
2. No siempre explicar sus decisiones.
Me sentí muy halagada cuando una persona con quien trabajé antes de que se convirtiera en editor en jefe dijo en un artículo que trabajar para mí era como ir al ‘campo de entrenamiento para editores’. Siempre quise que mis subordinados directos aprendieran de mí, así que a menudo compartía mi razonamiento detrás de cada decisión, por ejemplo, ¿por qué había elegido tal titular y no el otro?
Pero un jefe no siempre está obligado a explicar o justificar una decisión. Contenerse, sobre todo si es un nuevo líder, demuestra que a pesar de lo justo que es, usted todavía está al mando y no todo está abierto a discusión. Además, no ofrecer siempre una explicación puede mantener a los empleados curiosos en el buen sentido. Un tiempo trabajé para una mujer que no explicaba sus decisiones y esto siempre me hacía pensar que todavía tenía mucho que aprender de ella.
3. A veces cambiar completamente de opinión.
Los grandes jefes tienden a actuar con decisión y seguir con sus elecciones. Pero algunos de mis mejores jefes a veces cambiaban de opinión, modificando drásticamente una acción que ya se encontraba en proceso.
Este tipo de comportamiento, aunque frustrante en ese momento, me ayudó a entender que los líderes están al tanto de información proveniente de una variedad de fuentes a las que los subordinados no siempre tienen acceso, y esos datos pueden obligarlos a cambiar de curso.
Hay algo más, también. Creo que cambiar de dirección de vez en cuando promueve la creatividad entre los empleados. Ellos aprenderán que es importante no asumir que pueden leer la mente del jefe, y que es clave siempre tener otras ideas bajo la manga.

lunes, 12 de octubre de 2015

Cómo saber si una idea de negocio es buena?

¿No está seguro si vale la pena continuar con su nueva idea de negocio? Preste atención si las personas se sienten atraídas por esa idea de inmediato.


Si tiene una idea que no lleva a ningún lado, es aconsejable hacer un cambio radical.


¿Cómo saber con exactitud si su idea para un nuevo negocio tendrá éxito? Para mí, siempre ha habido una prueba de fuego a la que me gusta llamar el efecto “polilla a la llama”, escribe John Brandon en su artículo publicado porInc.com. Es una manera de averiguar antes de tiempo si su idea tendrá éxito y si va a generar suficiente entusiasmo.
Aquí un ejemplo de mi experiencia personal. En un momento de mi vida, yo quería ser compositor. Esto fue a finales de los 90, antes del auge de La Voz y otros concursos de talento. No es que hubiera llegado tan lejos, o que incluso existieran concursos de compositores. Siempre fue un hobby paralelo a mi trabajo diario como empleado de gestión empresarial. (Analizando el pasado, era también un indicador inicial de que no era feliz en mi carrera y tenía que liberarme.)
Usando mi fiel guitarra Takamine (resulta que era exactamente el mismo modelo que utiliza Bruce Springsteen) y tachando letras y acordes en un bloc de notas, me las arreglé para escribir unas 100 canciones en tan solo unos pocos meses, por lo general en las noches cuando debería haber estado durmiendo. Estaba en una banda que se fue de gira, ahí aprendí a desenvolverme en el escenario, e incluso fui a Nashville para presentar mis ideas a un agente de artistas. Yo sabía que nunca iba a ser Garth Brooks, pero tenía la idea de que tal vez escribiría una canción para él.
Durante estos años de intensa producción creativa, poco a poco me di cuenta de que había un problema. Algunas veces, presenté conciertos con un vocalista que fueron en verdad una manera de dar a conocer mis canciones al mundo. Un fatídico concierto tuvo lugar en una librería. Recuerdo cómo rompí una cuerda durante la última canción y me sentí tan avergonzado que simplemente termine con el concierto. (Al parecer, este es un signo seguro de un aficionado.) Casi nadie se dio cuenta, porque casi nadie estaba prestando atención. Las canciones no eran tan buenas. Mi esposa incluso me dijo en varias ocasiones que tal vez debería buscar una expresión creativa diferente, como la escultura en hielo o tal vez el rugby.
El material no era tan malo, y era una buena manera de expresarme, pero la cruda realidad es que las personas no se sentían atraídas por las canciones. Desde entonces me he dado cuenta de que las buenas ideas –ya sea para una aplicación móvil, una nueva forma de gestionar sus contactos de negocios, o una exclusiva tienda retail– atrae a la gente de inmediato. Las cosas que son realmente novedosas y únicas suelen romper con lo convencional con fuerza. Por supuesto, hay ideas que se desarrollan durante un largo período y no llaman la atención. Uno puede poner muchos recursos detrás de ellas y darles un gran impulso publicitario, pero aun así a veces toma tiempo para que sean populares, y no estoy diciendo que usted debe renunciar a una idea que sabe que tendrá gran poder de permanencia.
Sin embargo, al parecer todos reconocemos el talento, la creatividad y la novedad. Me acordé de esto cuando me enteré de cómo Tom Magliozzi –el coanfitrión del show Car Talk quien murió hace poco– comenzó su carrera en la radio. Por lo que sé, lo invitaron a última hora a participar en un panel de discusión en otro programa de radio justo antes de que tuviera su propio programa. Después de un programa, alguien se dio cuenta de su talento y creó un show que duró décadas. La gente simplemente notó que tenía un don para la radio. La idea se desarrolló por sí sola.
Supongo que esta prueba de fuego de la “polilla a la llama” es algo similar a la idea del pivote. Si tiene una idea que no conduce a ningún lado, es aconsejable hacer un cambio radical que redirija sus esfuerzos. Es inteligente hacer cambios iterativos. Sin embargo, la prueba de fuego para una idea se trata más acerca de prestar atención a lo que prende fuego desde el principio. Las “polillas” pueden venir de todas las áreas de la vida: cuando sus familiares siguen hablando de la idea, cuando publica acerca de su startup en Twitter y la gente la ‘retuitea’ como loca, o cuando los periodistas siguen la idea y empiezan a escribir sobre ella, entonces es novedosa y emocionante.
Más importante aún, es una buena idea prestar atención a una grave falta de interés. ¿La idea no tuvo éxito de inmediato? ¿No se escucha más que el trinar de los grillos y el zumbido del silencio? En mi caso, debí haberme dado cuenta de que mis canciones no generaban ningún alboroto en absoluto. No estaban cobrando impulso. En los conciertos, las personas iban por curiosidad, pero no se quedaban. Nadie preguntó dónde comprar un CD o cuándo podían oír las canciones de nuevo. No necesité impulsar mi hobby de componer canciones; necesitaba enterrarlo.
Finalmente lo hice. Acabé dejando que el sueño de ser un compositor tenga una muerte lenta y dolorosa, y así acabé con todas las esperanzas de proveer canciones a las estrellas country. A fin de cuentas, en pocos meses empecé a escribir profesionalmente después de todo, pero no en el campo de la música. No fue un pivote; estaba cerrando un capítulo e iniciando una nuevo. Uno que todavía estoy escribiendo.

miércoles, 7 de octubre de 2015

¿Qué tipo de líder eres?

Conocer a qué grupo pertenece para afinar sus capacidades puede ayudarlo a impulsar sus resultados.


Uno de los grandes riesgos de no afinar la capacidad de gestión es perder competitividad de la compañía.

Un buen líder tiene la capacidad de inspirar a sus colaboradores e impulsar, de esta manera, los resultados de la compañía. Sin embargo, no todos son iguales, y por esta razón Libby Gill, coach ejecutiva, identificó cuatro tipos de directivos empresariales bajo la premisa de que al identificar el modelo de gestión, es posible trabajar en pro de afinar sus capacidades administrativas.
La experta, quien fue vicepresidente de Sony Pictures Entertainment y Turner Broadcasting, estuvo de visita en Colombia en el marco del Foro de Líderes Empresariales 2013, organizado por la Asociación Colombiana de Contact Centers y BPO.
De acuerdo con Gill, el primer líder puede denominarse ‘Director’ y se caracteriza porque su trabajo está muy orientado a obtener resultados, “pero a veces puede olvidar que su labor es llevar a otras personas en ese viaje consigo para alcanzar las metas”, advirtió.
También está el ‘Implementador’, quien tiene mecánicas de trabajo más colaborativas. Estas personas inspiran a sus subordinados gracias a la manera como se comportan, comunican y colaboran, pero, de acuerdo con la experta, pueden tener dificultades en los momentos en los cuales es necesario tomar una decisión unilateral.
También hay líderes tipo ‘Buscador de emociones’, que son los más creativos de todos y ven los panoramas de manera más amplia, lo que facilita los trabajos administrativos aunque dificulta, a la vez, lidiar con los detalles que se presentan en el trabajo cotidiano.
Finalmente, está el ‘Analista’, quien basa su trabajo en los datos y la síntesis de los mismos. “Su reto es que les gusta tomar decisiones basados en mucha información, pero deben aprender a lograrlo cuando no cuentan con todos los datos”, sentenció Gill.
“No hay ningún modelo de liderazgo que sea mejor que el otro; todo depende de la capacidad de cada quien para aprovechar sus fortalezas y trabajar en sus debilidades para hacer lo mejor que pueda en el trabajo”, agregó la experta, al explicar que uno de los riesgos de no afinar la capacidad de gestión es perder competitividad de la compañía, ya que el talento es uno de los mayores tesoros de la misma.
Entre las recomendaciones de la experta para llevar el liderazgo a un nivel superior, aconseja asistir a eventos profesionales que le den herramientas y modelos a seguir; además, dijo que no se debe subestimar el valor de reconocer los aportes de los subornidados.

lunes, 5 de octubre de 2015

Una introvertido es mejor o peor jefe?

Preferir quedarse en casa a leer un libro después de un largo día en lugar de decidir salir con amigos no tiene nada que ver con la capacidad de dirigir equipos de un ejecutivo.


Factor emocional.  La personalidad no se relaciona con la inteligencia emocional sino con habilidades.


¿Cómo imagina a un verdadero líder en el mundo de los negocios actual? En general, el modelo que nos viene a la cabeza es el de una persona enérgica, altamente sociable, capaz de dirigirse a grandes auditorios y convencerles de sus ideas con arrolladora persuasión.
Es cierto que algunos personajes como Steve Jobs se revelaron en su momento como grandes líderes sin cumplir este estereotipo, pero parecen ser más la excepción que la regla. ¿Se puede ser un buen manager con una personalidad introvertida?
En primer lugar, tenemos que desmontar prejuicios sobre la verdadera naturaleza de este rasgo de personalidad. La extroversión no es sinónimo de habilidades sociales, ni la introversión de timidez. Las diferencias se entienden mejor desde la perspectiva de cómo “cargamos las pilas” cada uno de nosotros y cómo nos nutrimos de energía.
Personalidades
Un extrovertido cansado, tras un largo día, querrá tomarse una copa con sus compañeros, compartir unas risas o ver en compañía alguna competición deportiva. En la misma situación, un introvertido (entre los que me cuento) preferirá arrebujarse en el sofá de su casa con un buen libro, organizar una cena tranquila con unos pocos amigos o dar un paseo conversando con su pareja.
Pero esto no significa que esta persona no tenga la capacidad de dirigir equipos con eficacia, o de participar de forma eficaz en eventos sociales que impliquen interacción con clientes o colegas.
De hecho, algunos tests de diagnóstico muy extendidos como MBTI (Indicador Myers-Briggs) parten de la base de que estos rasgos son muy situacionales, y que el contexto nos fuerza a desplegar determinados comportamientos que nos hacen parecer más extrovertidos cuando no lo somos.
De hecho, los estudios que se realizan sobre el impacto de la introversión / extroversión en el éxito como managers señalan que son otra serie de competencias, que se engloban bajo la llamada “inteligencia emocional”, las responsables de este éxito.
Y la inteligencia emocional no guarda relación con el hecho de que alguien sea más o menos introvertido, sino con que posea cinco grandes habilidades: autoconocimiento, autocontrol, motivación, empatía y habilidades sociales.
Parecería lógico pensar que los introvertidos tienen más facilidad para desarrollar las dos primeras, mientras que los extrovertidos son más propensos a ejercitar las dos últimas, así que podemos dejarlo en empate.
Mientras que los introvertidos tenemos la ventaja de la reflexión y la serenidad –cualidades que cada vez se valoran más en el mundo de los negocios– lo cierto es que también podemos hacer un despliegue de influencia social para tener éxito en lo empresarial… simplemente nos cansa mucho más.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Este es el mejor camino de un lider

El liderazgo de las cabezas de una empresa ejercen una influencia clave en la retención de los talentos que hacen posible la competitividad. La capacidad de gestión es inherente a los verdaderos líderes.


Ya sea por autoritarismo, inflexibilidad o ausencia de liderazgo. Muchos profesionales renuncian a sus cargos a causa de sus jefes. Los motivos son diversos. Cierto es que los superiores asumen una determinada responsabilidad en la retención de talentos.
Por eso, si se desea evitar una fuga de ‘cerebros’, por ende, una mella en la competitividad, es fundamental que los jefes posean ciertas cualidades y atributos que contribuyan en un sano ambiente laboral.
Según los especialistas consultados por el diario La Tercera de Chile, no hay fórmulas, sino modelos para convertirse en un buen jefe. Mientras las fórmulas identifican factores de producción, los modelos giran en torno a propuestas estructuradas que añaden valor a la firma.
En función a conclusiones de académicos de la Universidad de Harvard, José Tomás Guzmán, gerente general de Gestión Valor, recuerda que un jefe debe contar con habilidades fundamentales.
Uno, debe tener la capacidad de gestionarse a sí mismo, lo que se refiere a alinear los valores e intereses personales con los de la empresa, distinguir lo importante de lo urgente y fijar prioridades. Dos, gestionar a su equipo, para alinear sus intereses y los de la firma, equilibrar la orientación al resultado con la orientación a las personas y acompañar a cada uno de los miembros en su desarrollo profesional. Tres, debe gestionar sus relaciones con el entorno interno de la organización y con el entorno en que se desenvuelve.
Perfiles que afectan negativamente al clima laboral
Para los especialistas aquellos jefes autoritarios afectan, sin duda, el ambiente de trabajo, éstos se distinguen por ser especialmente agresivos, no considerar la intervención de sus colaboradores y no dar espacios de participación.
Están aquellos que no entregan feedback “por lo que generan ambientes de desconfianza e incertidumbre”, añade Claudia Faure, senior manager Human Capital de Deloitte. Otros no saben cómo gestionar situaciones de conflicto o de crisis. También están los que promueven el favoritismo, lo que perturba el clima de trabajo.
Ruta a seguir
Es importante que los jefes promuevan la felicidad y el bienestar en el trabajo. Eso logra “aumentar hasta en un 40% la productividad de las personas”, dice Isaías Sharon, director ejecutivo de Smart Coach, a La Tercera.
Los líderes necesitan asumir una jefatura firme pero también cercana. “Entrenar a todos los jefes en este nuevo estilo de liderazgo es un proceso que toma un par de años, porque necesitan desaprender los estilos verticales y autoritarios”, comenta Ignacio Fernández, de la Universidad Adolfo Ibáñez. Y recuerda: “Solo las prácticas sostenidas generan cambio cultural y se fuerza el cambio hacia liderazgos positivos”.