En el mundo hay dos tipos de personas: las que se caen y se levantan habiendo aprendido una lección, y las que se caen y sólo saben lamentarse. Pero, obviamente, la mejor forma de tomárselo es la primera… Sobre todo porque después de nuestro error, aprendemos valiosísimas lecciones como estas.
1. Fracasar no es tan malo
No se acaba el mundo, no te quedas anclado en el fracaso si no quieres, sales adelante con fuerzas nuevas… En fin, que no pasa nada por errar, que no es tan malo como parece. Siempre hay que mirar el lado positivo.
2. Es mejor arriesgar que quedarse quieto
Quien se equivoca es porque ha arriesgado. Y eso siempre es bueno, buenísimo. Siempre es mejor arrepentirse de lo que se ha hecho que vivir pensando qué podría haber pasado…
3. Siempre se aprende algo de todo….
…incluso de las cosas malas aprendemos lecciones valiosísimas. Y aunque volvamos (por desgracia) a tropezar dos y tres veces con la misma piedra, siempre será más complicado que lo hagamos de nuevo. Además sacarás estupendas conclusiones. No se consigue el éxito sin caer mil veces.
4. No tienes límites
Te das cuenta de que tú eres el dueño de tu vida, de que no tienes límites: ya sea para bien o para mal. Crecer, evolucionar, caer, aprender…la clave está en vivir conforme a lo que uno quiere, independientemente de que las cosas salgan bien o mal.
5. Vivir es caer y levantarse
Cuando fallas, cuando cometes un error, te das cuenta de que la mayor parte de ellos tienen solución. Sólo está en la voluntad de uno mismo hacerlo real y tangible.
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